Grupo de la semana: Los Fresones Rebeldes


Los Fresones Rebeldes pueden ser tachados de muchas cosas; lo cierto es que a primera vista pueden parecer ñoños, con canciones de letras azucaradas y planas, apoyadas en melodías basadas en el casiotone y las vocecillas infantiles de sus cantantes. Pero los Fresones eras más que todo eso, sus canciones tenían más trasfondo y atesoraban más calidad de lo que daba la impresión a priori. Con esto, además, ellos fueron capaces de algo que muchos (y mucho mejor que ellos) no fueron capaces en su momento, darle un vuelco al panorama nacional del momento y ocupar un nicho que en ese momento no tenía dueño.

Son años en los que el pop en inglés se va agotando, y el sector sufre una crisis de identidad con una serie de referentes que sin embargo parecen navegar sin rumbo fijo entre evoluciones y transformaciones. Pero se obra lo casi imposible. Son los últimos años del milenio, y un grupo de barceloneses dan un golpe de autoridad al reivindicar el indie-pop en castellano frente al fallido intento de resucitar y reinventar la Movida Madrileña.

Con melodías sencillas y letras que te hacen sonreír, Los Fresones Rebeldes toman el testigo del llamado tonti-pop (Borja Prieto ya los citaba en sus carteles cuando buscaba a gente para formar Meteosat) y lo lleva a cotas hasta entonces insospechadas. Rozan las 20.000 copias de su disco debut, suenan a menudo en las radiofórmulas y arrasan en los festivales.

Pero empecemos por el principio. Miguel López Blanco es un treinteañero profesor de geología que había tenido experiencia como teclista en un desconocido grupo llamado Síndrome Tóxico diez años atrás.

¿Aburrido? Esperad, que ahora viene algo peor.

Miguel, cansado de su infructuosa formación, busca un batería para un proyecto alternativo, y se cruza entonces con el mejor amigo de su hermano, Joaquín Felipe Spada, funcionario de la diputación de Barcelona y periodista político.

Felipe se había fogueado en grupos de poco nombre como Los Canguros o Los Bretones. Juntos se hacen pareja de hecho en un experimento llamado Pepito Sex, donde ambos hacen lo que les da la gana y que queda en agua de borrajas después de dos maquetas. Pero por suerte se topan con Cristina Segura, una veinteañera que entra como cantante en Thy Surfyn’ Eyes, la otra banda de Miguel y Felipe.

Aunque la cosa no acaba de cuajar y Miguel se acaba encargando del proyecto en solitario, la química profesional entre Cristina y Felipe ya es evidente. Ambos deciden ensayar y componer con libertad y es entonces cuando salen las cosas bien, sin pulir como diamantes en bruto, pero diamantes al fin y al cabo. Tan bien les salen las cosas que piden a Miguel que se reincorpore para los teclados, quien no se puede resistir tras escuchar «Quiero saber«. Pero es la última oportunidad que se dan para triunfar, con una filosofía distinta; ahora salen a divertirse y a disfrutar, como buenos discípulos de Cruyff. Deciden no tomarse el tema muy en serio, llaman al nuevo vástago “Los Fresones Rebeldes” y deciden rodearse de gente muy joven: Eugènia Broggi, Inés Bayo y su hermana Cecilia, que se sustituyen unas a otras según les van surgiendo cosas (enfermedades, viajes, estudios…). Y es en este ambiente de cachondeo y pitorreo cuando deciden grabar algunas maquetas en casa con un cuatropistas de cassette.

La segunda maqueta llega a manos de Juan de Pablos (a la primera no le hizo mucho caso), y éste, intrigado, va a verles a Barcelona; tanto se flipa que se pasa todo el año pinchando sus canciones. En navidades del 97, fichan por Spicnic, un sello de Villarobledo fundado en su momento por los hermanos Mauro y Nacho Canut a modo de pasatiempo. Con ellos graban el single “Al amanecer”, que como hit empieza a sonar por todos los garitos modernitos y en las emisores menos comerciales. Pero no son los únicos que los escuchan, y antes de que acabe el año el sello independiente Subterfuge les edita el que sería su primer LP, “¡Es que no hay manera!”, grabado previamente ese mismo verano.

El resto de la historia ya se conoce: el single Al amanecer se mete de lleno en las listas nacionales de las radiofórmulas, el disco se vende como churros, llegando a las casi 20.000 copias (algo increíble para una formación como ellos), y los Fresones se alzan como la gran esperanza del pop nacional. Y la fiesta va en aumento: graban su primer vídeo, llegan las colaboraciones, ganan un concurso de los 40… A pesar de todo, no les faltan detractores que les tachan de infantiles y facilones, pero no son más que la excepción que cumple la regla.

 Sin embargo, con el bombazo del disco el grupo estuvo a punto de morir de su propio éxito; Felipe y Cristina se ponen con un disco homenaje titulado “Tributo a Pepito Sex y Surfyn’ Eyes”, editado por Elefant, y con la preparación de lo que sería el siguiente LP con Subterfuge. Con todo esto, empezaron las deserciones, las hermanas Bayo se agobian y abandonan ante el cariz que tomaba el asunto, y Eugènia decide marcharse a Londres a trabajar. Buscan entonces sustitutos y encuentran a Eva González, que será la nueva cantante; y al batería Sergi Farregut, por lo que ahora los componentes van rotando cual equipo de voleibol.

Es con ellos con los que se graba el esperado segundo larga duración, “Éxitos 99”, un batiburrillo de 16 temas a medio camino entre el recopilatorio y el disco de estudio ordinario. A pesar de todo, el disco resulta estar tan lleno de vitalidad y encanto como el primero; Eva sobresale como nueva cantante con su voz adorable y cantarina; y Miguel y Felipe siguen firmando unas letras tan entrañables como divertidas, todo para demostrar que el éxito cosechado con “¡Es que no hay manera!” no era fruto de la casualidad y sí del mucho talento que atesora la formación.

Pero aunque el disco supera en calidad y cantidad al primero, no se repite en absoluto en éxito de Al Amanecer con su single Medio Drogados, quizás en parte por las expectativas creadas y por la falta del factor sorpresa; las radiofórmulas parecen dar de lado a los barceloneses para darles más aún ese aire de grupo independiente de culto. Con todo, vuelven otra vez a rozar las 20.000 copias, y se consagran como referentes en el panorama indie, hecho que se plasmó y se vio recompensado con la participación del grupo en el Contempopránea de 2000 y 2001, ésta última una de las ediciones más memorables y de mayor calidad del festival de Alburquerque.

Sin embargo no todo es buen rollo en la casa de la pradera, y los Fresones empiezan a mostrar signos de cansancio. Se retoman viejos proyectos: Felipe y Miguel son infieles con Les Tres Bien Ensemble, donde se canta en francés, y éste último insiste con Surfin’ Eyes, convertido en proyecto solista eminentemente instrumental. También empiezan los flirteos con componentes de otras formaciones; y sí, muy posiblemente el noviazgo de Felipe con Ana, de La Monja Enana, con la que se casaría y tendría dos retoños. Se va perdiendo la magia de la ilusión y la ingenuidad del principio, y todos parecen resignarse a lo inevitable.

Es precisamente la cita en el Contempopránea la que sirve de despedida del grupo. En el 2001, la pareja formada por Felipe y Ana forman junto con Cristina y otros amigos Cola Jet Set, grupo que parece destinado a recoger la herencia de toda la alegría, vitalismo y romanticismo de los mejores Fresones. El epílogo viene por su lado en 2003 con “Gran Selección 1995-2001”, digipack que recoge los vídeos y mejores temas de Los Fresones Rebeldes, y que supone el intento por parte de Subterfuge de aprovechar el último tirón del grupo y sacarse los últimos duros a costa de los catalanes antes de su olvido definitivo.

Y finaliza así una de las carreras más fulgurantes dentro del indie nacional, en el cual lo habitual son las dilatadas trayectorias con largos periodos de ostracismo y trabajo en la sombra; ellos, a contracorriente de esta tendencia natural, triunfaron explosivamente desde su primer single y se fueron casi tan rápido como vinieron. Por todo ello, con una breve pero intensa trayectoria exenta prácticamente de decepciones, los Fresones Rebeldes se convierten en mito y grupo de culto.

La banda aún hoy está muy presente dentro del género como referentes del indie-pop, con miles y miles de seguidores que no paran de preguntarse aquello de:

“¿Dónde vás? ¿Volverás? Dime que me llevarás. Quiéreme, bésame, déjame tu huella al amanecer.”

Nuestro agradecimiento a Miguel por las anécdotas y notas aclaratorias. 

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9 comentarios en “Grupo de la semana: Los Fresones Rebeldes

  1. No sabía nada de la ajetreada vida de los componentes del grupo, vaya, vaya…para mí «Fresones Rebeldes» siempre serán aquellos del «no es que me emocione otro amaneces es que es el primero en que me vienes a veeeerrr»

    Recuerdo perfectamente que en el descaso de uno de los conciertos de Contempopránea de este año (quizás mientas esperabamos que los lori meyers saliensen al escenario, no lo recuerdo bien) pusieron esta canción y mi amiga y yo casi nos volvemos locas bailandola!!!!

    estupendo artículo!! es una gozada pasarse por aquí y leer cosas como estas…

  2. Vaya, gracias, lo cierto es que ahora que no tengo mucho tiempo libre y me tengo que desdoblar para terminar lo prometido, se agradece que al menos alguien se lo lea XD

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