Buenos días y bienvenidos de nuevo a El Gallo Verde
No hay nada más mentiroso que un refrán, por ejemplo, el que dice que sobre gustos no hay nada escrito, cuando en realidad se han escrito ríos de tinta sobre lo que nos gusta, lo que no, lo que nos tiene que gustar y lo que debería no gustarnos.
Es cierto que la crítica, literaria, musical, artística, o de cualquier tipo puede servirnos de referencia a la hora de tomar decisiones. Entiendo, que cuando un disco o un libro costaban 2.000 ó 3.000 pesetas tuviese sentido la crítica negativa, porque intentabas librar a la gente de un gasto; pero en un mundo en el que el acceso a los contenidos es casi ilimitado, y en muchas ocasiones gratuito o al menos mucho más accesible, es evidente que no hay que decirle a la gente que no merece la pena gastar dinero en tal o cual cosa porque pueden probarlo por ellos mismos.
En todo caso, desde El Gallo Verde sólo tratamos de servir de mapa para moverse en este océano de contenidos, grupos, Eps y listas de reproducción.

Si sois aficionados a los cómics y tenéis una cierta edad seguro que habréis leído algo sobre la crisis de Marvel en los 90, que si los comics eran malos, que si solo pensaban en hacer más y más crossovers… y poniendo por las nubes a las historias creadas antes de esa época o a las innovaciones que pudieron venir después. Sin embargo, yo empecé a leer tebeos en el 96, en pleno centro de esa crisis con los mutantes de la Patrulla X desperdigados en 14 o 15 colecciones y con Spiderman a punto de iniciar lo que se llamó “La Saga del Clon” que muchos recuerdan con horror y que, a mí, salvo algunos detalles como el Spidercida, me pareció una buena idea.
El caso es que eso no es muy diferente de las tropecientas series de los vengadores que hay ahora, en la que en uno de los equipos ores sale hasta Conan el Bárbaro, o el multiverso de Spiderman, en el que sale hasta el Spiderman de la serie de dibujos animados en la que aparecía el Hombre de Hielo y Estrella de Fuego. Los comics son comics.
Todo esto viene a cuento porque de manera similar, a veces en el mundo de la música no puedes decir que te gustan tal o cual grupo, porque si no te viene siempre a decir alguien que si son unos vendidos, o que copian a tal grupo, o que lo realmente bueno es lo que hacía nosequién hace nosecuantos años.
Creo que Deluxe, o lo que es lo mismo Xoel López, fue, y es, uno de los grandes artistas indies de los 2000, pero cuando dio por liquidado el proyecto Deluxe y se fue a América a cambiar de aires, creo que nuestros gustos musicales divergieron. Más de una década después volvimos a encontrarnos con ‘Tigre de Bengala’ este merengue que está, en principio, en las antípodas de mi gusto musical; pero cuando te encuentras con un artista del talento de Xoel no queda más remedio que darle una oportunidad de conquistarte con sus letras que siempre terminan descubriéndote algo nuevo.
Volvemos de nuevo a los 90 para hablar de Final Fantasy VIII, una saga de juegos más que conocida, pero que, de los tres Final Fantasy que se lanzaron para la Playstation 1 , es el que menor reconocimiento tiene.
Las razones por las que este juego tiene mala fama en cuanto a este ranking es porque el Final Fantasy VII tiene fama de ser el mejor de la saga, por lo que cuando el VIII se lanzó las expectativas eran altísimas… y las críticas no fueron equilibradas.
Pero Final Fantasy VIII supuso una revolución gráfica nunca vista en la saga hasta la fecha, sus escenas cinemáticas quitaban el aliento y en ocasiones, y para la época, tenía momentos en los que daba la sensación de estar jugando en una película. Los giros de la trama eran realmente sorprendentes y la ambientación, para mi gusto, está muy bien conseguida. Final Fantasy VIII fue el primer juego de esta saga que jugué y le eché incontables horas, por lo que entenderéis que le yo tampoco soy muy objetivo al respecto.
En España fue un gran éxito pero creo que el que se asociase el look del protagonista al conocido como asesino de la katana no ayudó mucho a consolidarlo en el imaginario colectivo.
En todo caso, todo esto me sirve para señalar que nuestros primeros pasos en una afición no se olvidan y aunque hayamos empezado por una parte que los más pedantes no consideran digna, siempre lo recordaremos con cariño.
El objetivo de este programa era hablar de canciones que un principio no, pero luego sí, y este ‘Satisfyer’ de Parquesvr es un buen ejemplo. No se canta, a veces se grita, la melodía no es armónica, la letra es claramente incómoda, se rompe el ritmo… todo eso crea algo diferente y único que después de la primera extrañeza terminan calando.
El guion de este programa me ha resultado un poco trabajoso porque me cuesta mucho hablar en serio de las cosas que me gustan. Ya lo dije en otra edición que hacer una crítica de una canción pop es como hacer un análisis gastronómico de una hamburguesa, te gusta porque está buena. Y si algo no te gusta pues no te gusta por mucho que lo pruebes o lo escuches.
No creo que los gustos se puedan educar, porque no son racionales, están ligados a las emociones, las vivencias, las experiencias,… y por más de mil vueltas que le demos o por más que intentemos escuchar tal o cual grupo que todo el mundo ensalza si a nosotros no nos entra no va a gustarnos nunca. Quizá podamos llegar a tolerarlo o apreciar alguna de sus canciones pero en el fondo, cuando nos entra la morriña, volvemos a lo que siempre nos ha gustado.
Califato ¾ es una banda de las que tratan de enlazar las raíces populares con los nuevos ritmos y temas. Y a mí, por lo general, las raíces populares folclóricas me dan bastante igual. Sin embargo reconozco que esta canción encaja perfectamente en este concepto de canciones que no sé si me gustan o no, o que depende del día te apetecen o escucharlas o no.
No sé si las canciones de hoy os habrán gustado o no. Si os gustado me alegro de haberos animado a descubrir cosas nuevas, si nos gustan, por suerte en internet hay miles de canciones más para disfrutarlas.
Un abrazo y nos vemos la semana que viene.