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En el día de hoy vamos a hablar de la industria cultural que más dinero mueve en España, es decir los videojuegos.
Este entretenimiento lleva con nosotros desde los años 70, y aunque su crecimiento e influencia fue creciendo de manera importante durante los 90, lo que realmente los convirtió en un fenómeno arrasador de masas fue la conexión de los videojuegos con internet y su presencia también en los teléfonos móviles.
Mientras que antes los videojuegos eran un cosa de frikis, ahora hasta nuestros padres juegan a candy crush.
Precisamente lo que hizo que los videojuegos se hiciesen globales y popularísimos fue lo que a mi parecer empezó a hacerlos menos atractivos y es que para mí, que no soy una persona muy sociable, que no me han gustado casi nunca las mismas cosas que a mis compañeros de clase (es decir, el fútbol y demás deportes) y en general no me atrae nada la competición con otras personas, los videojuegos eran el entretenimiento perfecto. No tenías que quedar con nadie para jugar o bastaba con un amigo más, no competías nada más que contra la máquina, le dedicabas el tiempo que querías, si eras bueno o malo solo lo sabias tú porque no te veía nadie más… pero en los nuevos juegos tienes que tener una alianza o equipo, o intercambiar objetos con amigos para que ten den los mejores equipamientos o acceder a todos los niveles, los juegos tienen una lista mundial en la que sabes exactamente lo malo o lo bueno que eres y hay un nivel tan competitivo que para destacar o para sentir que destacas tienes que dedicarle todo tu tiempo o hasta comprarte equipamiento exclusivo, es decir han traído a los videojuegos todo lo que odiaba de los deportes.
Si, sé que hay muy buenos juegos hoy en día que prescinden de todo eso, pero son muy pocos los que evitan caer en la tentación de tener que conectarte con otros para completar todo el juego.
El trío Las Bajas Pasiones nos cuenta en este ecléctico tema usando una analogía de los videojuegos cómo podemos ir superando a “los malos” de la vida, “pasar pantalla” hasta sentirnos cómodos con lo que cada uno somos.
Me hace gracia la frase “cariño te la estas jugando… tengo el reproductor en random”, como “cuidadito conmigo que estoy muy loco”, porque yo uso el modo aleatorio desde que lo más moderno que había era un Diskman. Y a este respecto señalar que, por la presión de Adele en el lanzamiento de su nuevo disco, Spotify ha suprimido la reproducción aleatorio por defecto al reproducir un álbum. Según Adele, los artistas cuando crean un orden para las canciones del disco están contando una historia y debería respetarse.
¿Alguna vez jugando a un videojuego has tenido la sensación de sobrevivir mucho rato con muy poca vida, o de jugar mejor cuando te queda poca energía? Pues lamento desilusionarte pero seguramente el juego estuviese diseñado para hacerte sentir mejor de lo que eras.
En este un hilo de Twitter se recogen confesiones de varios desarrolladores de videojuegos con las trampas que hacían para aumentar la espectacularidad: En las franquicias Doom y Assasin’s Creed falseaban la salud del jugador cuando se encontraba a punto de morir dotando al último tramo de la barra de vida de un mayor valor que el resto de la energía. Es decir, cuando el indicador de vida parecía que con un solo daño perderíamos en realidad el héroe tenía más salud disponible de la que mostraba la pantalla. De esta manera parecía que habías logrado sobrevivir de manera más épica.
En Bioshock, los primeros disparos de un enemigo hacia el jugador nunca daban en el blanco. Así cuando te disparaban por la espalda no te mataban directamente. En Gears of War la última bala de cada cargador podía acabar provocando más daño que todas las anteriores, de ese modo parecía que habías conseguido matar a ese enemigo con el último tiro, cuando en realidad la máquina te había echado un capote.
En ese mismo juego se dieron cuenta de que el noventa por ciento de los jugadores no volvían a pisar el modo multijugador si durante la primera partida online no eran capaces de matar a nadie. Así que en las primeras partidas los novatos multiplicaban el daño de sus disparos, para que no se frustrasen en los primeros pasos y siguieran jugando online.
En Half-Life programaron las balas para que, en caso de fallar en el blanco, se desviasen hacia partes del decorado que fuesen destructibles, o a barriles explosivos. A los oponentes derribados también se les dirigía más fácilmente hacia precipicios y vayas para aumentar el espectáculo con una caída. En Grand Theft Auto IV también rebotaban los disparos enemigos contra el decorado destructible en especial si el protagonista se encontraba cubierto, para forzar la sensación de urgencia y obligarlo a moverse.
En Videogame, Sufjan Stevens nos propone huir de los roles impuestos por otros y tomar las riendas de nuestra propia vida. No depender de la aprobación ajena y redimirnos nosotros mismos.
Seguro que cuando en 1985 salió la primera edición de “¿Dónde está Carmen Sandiego?” los creadores de este videojuego educativo no contaban con que se hicieran más de 20 videojuegos y dos series de animación.
Y es que esta aventura de exploración se hizo poco a poco un hueco en la cultura popular, tanto es así que el presidente Clinton declaró que, cuando recibió a los representantes de San Marino, sabía donde estaban gracias a este videojuego.
En este juego encarnamos a un detective encargado de perseguir a la ladrona Carmen Sandiego, líder de la Liga Internacional de Villanos del Mal. El jugador debe visitar la ciudad donde se ha producido el robo, descubrir el paradero del ladrón a través de los datos del Almanaque Mundial, descartar sospechosos a través de pistas, y cotejarlo todo en el menú policial para obtener una orden de arresto.
Los directivos de la desarrolladora del juego pidieron un nombre que evocara exotismo pero también fuese fácil de pronunciar en inglés, por lo que sus creadores decidieron llamarla «Carmen Sandiego» inspirándose en dos conceptos: la actriz Carmen Miranda y la ciudad californiana de San Diego.
Actualmente, se puede jugar a una versión online y gratis de Carmen Sandiego con Google Earth,
“¿Dónde estás, Carmen Sandiego?” es un tema de Cosmen (vocalista de Cosmen Adelaida ya sin Adelaida) en colaboración con La Estrella de David que nos hace imaginar viajes sin prisas y sin agobios
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