«Scandinavian Warfare», de Champagne Riot (canción elegida por El_Tesorero)
Aquella noche en el aeropuerto de Malmö se me hizo interminable. No era la primera vez que hacíamos escala en aquella ciudad sueca (y ya me había quedado tirado alguna vez en el de Varsovia), pero en aquella ocasión la espera se hizo más difícil que nunca. Como uno de los aeropuertos más especializados en el low cost, Malmö es escala habitual para los vuelos que van de una punta a otra de Europa; y eso a veces tiene sus consecuencias. El temporal de nieve se había juntado con el agobio de aquellas fechas navideñas y con la huelga de no sé qué colectivo público, y todo ello se había traducido en innumerables retrasos y cancelaciones.
Desde mi privilegiada situación en una esquina de la terminal, sentado en el suelo por supuesto, podía observar a la casi descontrolada multitud: jóvenes mochileros, parejas de inmigrantes y familias suecas que no podían permitirse volar con una compañía normal, todos ellos en un estado de nervios cercano a la paranoia colectiva. En general el panorama era desolador, personas y maletas ocupando hasta el más mínimo espacio libre en los bancos y en el suelo, pero muchos hacían cola para casi cualquier cosa, discutir con los empleados del aeropuerto, cambiar sus euros en coronas suecas, salir a recoger sus maletas o simplemente poder entrar en el servicio. Precisamente de allí venía Luis, más pálido y delgado que nunca.
– Joder, macho, parecemos refugiados de guerra. – me dijo, y se sentó junto a mí con un leve gruñido de esfuerzo.
Desde entonces, cada vez que escucho esta canción (una de mis favoritas), no puedo evitar acordarme de aquella extenuante noche. Porque la historia de Suecia puede estar llena de invasiones y saqueos a sus países vecinos, pero si hoy en día los vikingos volvieran a la guerra, a buen seguro lo harían al ritmo del mejor electro pop nórdico.
“Scandinavian Warfare” en el primer corte del EP de debut del dúo danés Champagne Riot, titulado Paris and I (Shelflife Records – Slumberland, 2008). El tema sirve de apertura a este pequeño ejercicio de elegante y melodramático pop electrónico, de vocación analógica y regusto ochentero. Uno de sus miembros, Caspar Bock, es también miembro de la banda Northern Portrait.
«Paradise» de Coldplay (canción elegida por Verónica Fernández)
Imagino que todos en algún momento de vuestra vida, yo en más de uno, os gustaría cerrar los ojos y teletransportaros a vuestro paraiso personal. Pues bien, yo ahora mismo estoy en un momento de esos. Llevo toda la semana agobiada entre estudiar oposiciones del Ayuntamiento, clases de inglés, el examen de la EOI, el curro…..y encima en vísperas de carnavales y yo como siempre con el disfraz a medias.
Necesito mi momento kitkat para desconectar de todo un poco y esta canción me ayuda bastante. Todas los mediodías suena a la misma hora en la radio mientras yo estoy conduciendo de camino al trabajo. No sé por qué pero me relaja y me da ánimos para lidiar con las fieras que tengo que aguantar todas las tardes. Además yo soy un poco como dice la canción, me encanta soñar, ya sea dormida o despierta, ya que como dicen soñar es gratis.
«La liga norte» de La Gran Alianza (Canción elegida por Juan Manuel Subirán)
Después de mucho tiempo, de que las cosas que sean de una manera, a veces salta un clic, y entonces las cosas ya nunca pueden volver a ser como antes. Nada a cambiado, sólo ese clic, y lo que antes era tolerable se hace inaguantable, lo que tenía gracia ya no, y las palabras que antes guardabas ya no se contienen.
«La liga norte» pertenece al LP de debut de La Gran Alianza «La Carne y El Acero», un grupo valenciano, no precisamente novato ya que sus componentes proceden de diferentes bandas, con una propuesta original que seguro que dará que hablar.
«Carnaval» de Sidonie (canción elegida por Manuel Domínguez)
Si tuviera que elegir los festejos de los que mejor recuerdo guardo pensaría en festivales de música, pero seguro que mi segunda opción serían los carnavales. El carnaval, los carnavales de Badajoz, son una fiesta que me encanta. Crupier de casino, agente del CSI, caballero de la mesa cuadrada, muro de facebook… han sido algunos de nuestros acertados disfraces. Una semana de murgas, de discursiones, costuras… y un sábado donde quedamos a comer y a preparar «el carro» que cada año va a juego con el disfraz.
Y llegan las noches del sábado y del lunes, que se saben con quien se empiezan pero nuncan con quien se acaban. Noches de fiesta, de cante, de baile y sí, de mucho alochol, que de vez en cuando es hasta bueno. Noches de frío y de lluvia pero también calor, ese calor que puede forjar una amistad para toda la vida.
Buscando una canción para ambientar el carnaval pasé desde Los Enemigos hasta Quique González pasando por Iván Ferreiro, pero sólo el tercer corte del último disco de Sidonie, «El fluido García» recoge todo el buen rollo de estas fiestas. Un toque de psicodelia sidoniana de la mano de Marc Ros, Jesús Senra y Axel Pi. Ya hay ganas de volver a verlos en directo.
«Cumpleaños Total» de Los Planetas (Canción elegida por Isa P.)
Pues sí, mañana 18 de Febrero cumplo 30 años. Por ahora no tengo pensado buscarme arrugas, renegar de mi edad, pensar que estoy mayor ni nada por el estilo. Tampoco voy a pasarme el día de mi cumpleaños buscándole el sentido a 
la vida, revisando si he conseguido los objetivos que me había marcado para los 30 o si soy feliz. No voy a tener depresiones ni crisis de edad, no voy a cambiar mi vida por dejar atrás los locos “tuenti” para pasar a los “trenti”, nada, no voy a llorar.
Lo que si voy a hacer es disfrutar de mi día, como cuando era niña y comía tarta y bocadillos de pan de molde cortados en triangulitos y lo voy a pasar con mi familia y con mis amigos y, vestida de carnaval, como en aquellos días, vamos, que “ voy a darme una fiesta por mi cumpleaños”
Discoteca de verano o festival, Los 40 Principales o Radio 3… mires a donde mires las diferencias están ahí y, siendo sinceros, estamos en clara desventaja. Aún así, este verano he logrado sobrevivir a chuNdachundas y reggaetones de tal forma que a la hora de confrontar la que ha sido mi banda sonora estival con los llenapistas de lo establecido he tenido que tirar de los diez primeros de la radiofórmula para ver por donde van los tiros, y los tiros van por donde siempre. Vamos pues con esta locura.
Sorprendidos por tener tanto público pendiente de ellos, los californianos salieron a defender su único EP y parte del que será su primer largo dejando muy buen sabor de boca a los que no los conocíamos.
Uno de los que mayor partido le sacó a la acústica de la carpa Superbock. El inglés, rodeado de electrónica y otros dos músicos, demostró por qué es la sensación en Gran Bretaña desde hace tiempo y por qué se lo rifan entre los mejores festivales. Tocar canciones escritas para tardes de lluvia bajo el sol del julio lisboeta y conseguir emocionar al público es toda una hazaña, pero Blake, con unos graves de los que te saltan los empastes y una profesionalidad casi increíble para su edad ( 22 añitos), fue una de las mejores actuaciones de todo el festival.
Los incontestables cabezas de cartel del día, con entradas agotadas. Superan todas las expectativas con las que te puedes acercar a un concierto en el que se vende espectacularidad y emoción desde el minuto uno. Cada canción, técnicamente impecable, con un Chris Martin entregado a su público, sin titubeos en la voz. Todo acompañado con la sensación de estar en medio de un videoclip accidentalmente, con canciones que todo el público corea, con confeti, fuegos artificiales, globos de colores. Un Viva la Vida hecho concierto. Una manera única de vivir la música.
Una vez que desapareció el 75% de los asistentes, Patrick Wolf salió para regalar a los fieles otro de los mejores conciertos de todo el festival. Derrocha genialidad, pose, voz y lo que haga falta. Vive cada canción como si fuera la última y te contagia de una vitalidad (sobre todo con la luminosidad de las canciones de su último disco, Lupercalia y sus temazos de toda la vida) arrastrándote a primera fila a saltar y bailar como si fuera…the time of my life
EL GALLO VERDE 
