Si hemos tardado mucho en escribir es porque tenemos la absoluta seguridad de que lo que hemos vivido este año en Contempopránea no se nos va a olvidar por mucho tiempo que pase y porque, a los contempopráneos, siempre nos gusta leer sobre nuestro festival favorito y recordar estos fantásticos días en Alburquerque sea la fecha que sea. Y es que en Contempopránea 2015 -Alburquerque- se ha vuelto a recuperar la palabra clave: Comunión.
Comunión Público/Público
Con un aforo reducido pero dispuesto a disfrutar de un cartel hecho a la medida de los veteranos del festival. Y es que el noventa por ciento de las caras en la ladera eran rostros reconocidos y reconocibles de ediciones pasadas… como cuando los que ahora tenemos entre 30 y 40 años vivimos la época dorada del botellón, en Contempopránea cada pandilla tiene su sitio asignado y puedes darte un paseo por la ladera saltando de grupo en grupo y saludando a conocidos que con los años se han hecho amigos: a la izquierda del todo los del gallo verde, un poco más adelante y centrados, Jota Pop, Javi Retrovisor y Man Pop. Toni y Gema en el foso. Mamen, Irina y demás cerca del escenario, Despop en la valla a la derecha. Iker, Eneko y Ainhoa en primera fila cantándolas todas. Campini, Blanca, Chloé, Rui y cía delante de la torre de sonido,… Y Lourdes y Bárbara, Mariló, Raquel… La familia Contempopránea en toda su extensión y este año más unida que nunca.
Comunión Público/Artistas
Y es que en ediciones pasadas parecía haberse perdido esa seña de identidad por la cual los artistas venían a Alburquerque a mezclarse con el público, a alternar con el resto de compañeros de cartel y, sobre todo, a sentirse escuchados y valorados por el público. Menos mal que en esta burbuja festivalera en la que por lo general prima lo accesorio, Contempopránea sigue poniendo La Música por delante de todo, y fruto de esta apuesta mantenida durante 20 años puede presumir de tener el mejor público de cuantos festivales hay, dicho esto por los propios artistas que son los que más saben del tema.
Gran parte del éxito de esta resurrección de la pasión por la música la ha tenido un cartel, capricho de la organización -que cierra una etapa y deja las incógnitas de todos los finales de julio para el año que viene- donde bandas señeras de estos 20 años de pop han desempolvado los instrumentos para volver a sentirse jóvenes por un día sobre las tablas de un escenario con conciertos más o menos afinados pero llenos de toda la energía que una persona es capaz de ponerle a la mayor de sus aficiones. Ya lo dice Jorge Martí, cantante de La Habitación Roja, banda homenajeada en esta edición: “Siempre he entendido la música como una pasión y no como una forma de ganarme la vida. Soy enfermero y en estos veinte años de trayectoria he tenido que recurrir a mi profesión en más de una ocasión. Si hubiera confundido pasión con profesión este homenaje no tendría sentido.” Pues lo mismo pasa con este evento, que no es un festival más, es una pasión.
Comunión Artistas/Artistas
El grueso del cartel lo componían bandas que vivieron su máximo explendor a finales de los noventa, principios del dos mil y que después, por diversos motivos, se fueron separando, por lo que el (no) backstage del Contempopránea se convirtió en una reunión de antiguos alumnos del instituto del pop en el que a buen seguro se revivieron anécdotas pasadas y se enseñaron fotos de hijos ya creciditos.
El acertado homenaje a una banda tan señera como La Habitación Roja también tuvo mucho que ver en este espíritu de comunidad y fue desde la emoción de versiones como la de Nosoträsh a la devoción en ese abrazo al presente y guiño al futuro que supuso la versión de Supersubmarina mano a mano con los de L’Eliana. La Habitación Roja no es el mejor grupo de los últimos veinte años pero probablemente sí que es el más honesto, y cualidades como ésta en tiempos de postureo máximo bien merecen un reconocimiento.
En El Gallo Verde hemos vivido nuestro décimo Contempopránea con la misma ilusión que el de 2006 asistiendo como fieles, escribiendo desde el corazón y la crítica constructiva, colaborando como djs en todos los escenarios posibles y tratando de trasladar con palabras lo que allí se vive el último fin de semana de julio de cada año. Por eso deseamos que este festival de la Comunión haya supuesto una inyección de ilusión para una organización a la que siempre estaremos enormemente agradecidos.