Tercera jornada de Sonorama: después de dos días intensos el cartel para esta jornada tampoco concedía tregua, a lo que había que sumar el intenso calor que nos oprimía, pero nos armamos con bebidas fresquitas y seguimos adelante.
Llegamos a la plaza del Trigo con la actuación de Analogic ya empezada: entregados e intensos supieron animar al público congregado allí, aunque daban un poco de angustia vestidos todos de negro y manga larga con el calor que hacía allí. Nosotros disfrutamos mucho cantando «Quiero quemar las chanclas» (no es el título original, pero es lo que nosotros cantamos
Jero Romero: el escenario de la Plaza del Trigo sin duda es el ideal para las canciones de Jero Romero: composiciones cercanas tocadas con entusiasmo y coreadas por todo el público. En vez de desperdigarse por todo el escenario la banda arropó al cantante como si se tratase de un grupo de amigos improvisando canciones sentados en un parque. Las canciones de su disco Cabeza de León se fueron desgranando poco a poco y con fluidez y demostraron que el ex-vocalista de The Sunday Drivers no necesita tirar de sus viejos éxitos para triunfar. Por poner un pero, podría haber interactuado un poco más con los entregados fans congregados a sus pies.
Después un poco de cerveza, picadillo, morcilla, picadillo, café, picadillo, baileys y picadillo llegaron los conciertos de la sesión de noche. Empezando por:
Fuel Fandango: Nita y Ale ya conocen al público del Sonorama y el público a ellos. Acudían a su cita en el escenario Castilla y León es Vida dándolo todo para demostrar que los aclamaron el año pasado su presencia en el escenario principal no se equivocaban. Su disco «Fuel Fandango» está más que rodado y saben que pueden tocarlo hasta con los ojos cerrados, lo que les da libertad para bailar, taconear, lanzar confeti o poner pose para los fotógrafos. Un concierto movido y marchoso en el que no faltó la habitual sentada al ritmo de «La llave».
Vestusta Morla han sido, en cuanto a afluencia de público, los ganadores del Sonorama. Una multitud se congregó allí para disfrutar de un concierto en el que los temas de «Un día en el mundo» y «Mapas» cobraron un cuerpo y atmósfera especial y tangible. Detalles a tener en cuenta: el homenaje a Chavela Vargas con Pucho cantando a capella «Piensa en mí», las reinvindicaciones políticas señalando que «no se puede salvar un país subiendo los impuestos a todo» y la caída del cantante que el mismo supo al instante que iba a terminar en Youtube. Publico entregadísimo y banda intensa. Esta banda tiene muchos detractores pero cuando ves lo que son capaces de mover en directo parece que esas críticas se quedan en nada. En la contra, algunas canciones se alargaron demasiado con fanfarrias de instrumentos y coréos.
El Columpio Asesino: No sabría decir si el concierto de El Columpio Asesino fue corto, se me hizo corto o fue las dos cosas. El caso es que los pamplonicas saben que su disco «Diamantes» funciona bien en directo, así que no escatiman temas, aderezados con algunas de sus canciones más populares como «La muñeca». En el Columpio no hay protagonismos y la figura de «frontman» se la reparten entre Cristina y Álvaro poniendo al público a bailar para exprimir lo que ya era el último tramo de la jornada.
Sidonie: Pero todavía quedaba la guinda del pastel. Sidonie, en su segunda actuación del sonorama dejaron claro que si Vetusta Morla les ganó en cuanto a público asistente ellos iban a ganar por actitud. Como si estuviesen en el salón de su casa ante sus amigos íntimos, los Sidonie cantaron canciones de casi todo su repertorio en castellano, coreadas por todo el público y bailando a pesar de ser ya el último concierto de la jornada. Hay gente que se nota que disfruta en el escenario y los Sidonie son de ese tipo de grupos: se pudo cantar el «Fafafaafascinado» y el «Ta ta ta tatatatá» de «Sidonie goes to Moog», bailar con «El incendio» y «Nuestro baile de viernes» y hasta disfrutar de la versión de «Kids» de los MGMT que ya nos regalaron el viernes en la Plaza del Trigo.