Buenos días y bienvenidos de nuevo a un programa más de El Gallo Verde tu podcast intermitente, que, como buen extremeño, aparece y desaparece como el Guadiana.
En el día de hoy hablamos de algo que no es muy de modernos, o incluso muchos consideran que al alcanzar este estado se acaba la juventud y el moderneo y empieza la adultez y la mediocridad, estamos hablando de los hijos y de la paternidad.
Cuando mi mujer se quedó embarazada en su periódico nos pidieron que escribiésemos un blog sobre el embarazo. Los momentos previos a la llegada de un bebé están llenos de incertidumbre y de cuestionamientos sobre nuestras decisiones y capacidades y entonces, escribí este texto:
“Un bebé te hace afrontar empresas que nunca te habías planteado asumir. En mi caso ha sido… colgar de la pared del cuarto de la niña una estantería. Siempre que había necesitado antes hacer algún tipo de bricolaje casero, o bien lo solucionaba con celo o bien llamaba a un amigo más mañoso que yo para que lo solucionase.
Sin embargo, en el caso del montaje de los muebles de la habitación de mi bebé me correspondía la tarea taladrar el muro, meter unos tacos, y atornillar el mueble. No podía seguir rehuyendo esa misión y además tampoco podría usar la excusa de la falta de herramientas. Al final, fue toda una gesta épica que después de muchas dudas, mi mujer y yo, conseguimos terminar. Por si acaso, despejamos la zona debajo de la estantería para evitar un destrozo mayor en caso de que se cayese…
He de reconocer que no las tenía todas conmigo esa noche. Estaba seguro de que, de madrugada, un estrépito de maderas astilladas contra el suelo pondría banda sonora a mi fracaso como padre y como hombre que no sabe ni colgar una estantería sueca. ¿Cómo pretendo mantener a una familia si no soy capaz de clavar un simple clavo?
A pesar de todo, dos semanas después, ahí sigue la estantería, no se ha caído.”
Y la estantería siguió allí los 4 años que vivió mi hija en aquel cuarto antes de mudarnos.
En este caso no es que Izal compusiera esta “Pequeña gran revolución” para un hijo, pero sí para una sobrina, y es la canción que todos los padres indies modernos cuelgan en su Instagram cuando nacen sus retoños.
En las redes sociales surge cíclicamente el debate de si es justo o no que las personas con hijos al cargo tengan permisos para el cuidado de los hijos o adaptación de horario, y cosas así. Los que no tienen niños ni piensan tenerlos dicen que ellos no tienen por qué sacrificar su vida o tener un peor horario por la decisión de otros de tener descendencia.
Sin ánimo de querer evangelizar a nadie, sólo quiero comentar que esos permisos son para el cuidado de personas dependientes. Porque un niño no deja de ser una persona que necesita de la supervisión de un adulto, es decir, depende de otra persona, en este caso sus padres.
Pero si una de esas personas que no tiene hijos tiene se ve en la situación de tener una persona dependiente a su cargo, como pueden ser su pareja, sus padres o un familiar cercano, también tiene acceso a esos permisos.
Así que, compañeros trabajadores, la próxima vez que os parezca injusto que otro trabajador, como vosotros mismos, pueda adaptar su jornada para cuidar de sus hijos piensa que en realidad está ejerciendo un derecho que tú también tienes y puedes necesitar. Y, además, los hijos crecen y dejan de ser legalmente dependientes tarde o temprano, mientras que los adultos con dependencia por lo general siguen siendo dependientes para toda su vida.
‘Ahora, Tu’ fue compuesta con motivo del nacimiento de la hija del bajista de Viva Suecia para “aglutinar ese momento de nuevas sensaciones y sentimientos que se experimentan”. Es una canción de un padre a su futura con la esperanza de poder ayudarla a superar las dificultades y no repetir los errores de su progenitor.
También cuando estaba esperando ser padre me topé con un texto humorístico que en su momento pensé que era exagerado y que, al releerlo ahora me doy cuenta de lo acertado que es en alguna de sus partes. Como he visto que está más que copiado y recopiado en diversas páginas de Internet os copio aquí algunos de los fragmentos:
“La preparación para ser padres es mucho más que leer unos cuantos libros y decorar la habitación del niño. He aquí unas sencillas pruebas para futuros padres, con el fin de ayudarles a prepararse para la experiencia real.
Para prepárate para la paternidad, baja a la farmacia de tu barrio, vacía el contenido de tu cartera en el mostrador y dile al farmacéutico que se sirva el mismo. Luego vete al supermercado y domicilia tu nomina directamente en su oficina central. Vete a casa, coge el periódico y léetelo por última vez.
Para hacerte una idea de cómo serán las noches, coge un saco húmedo de entre 4 y 6 Kg. Recorre tu salón de un lado a otro con el saco en brazos sin sentarte desde las 5 de la tarde hasta las 10 de la noche. A las 10 sueltas el saco, pon el despertador para medianoche y duérmete. Levántate a las 12 y da más vueltas por el salón con el saco húmedo hasta la 1. Pon el despertador para las 3. Como no podrás dormirte, levántate a las 2 y prepárate una copa. Acuéstate a las 2.45. Levántate cuando suene el despertador a las 3. Canta nanas en la oscuridad hasta las 4. Pon el despertador a las 6. Levántate, haz el desayuno. Sigue esta rutina durante 5 años.
Vestir a un niño no es tan fácil como parece. Primero compra un pulpo (vivo) y una bolsa de redecilla. Intenta colocar el pulpo dentro de la bolsa de tal manera que no salga ninguno de los tentáculos por los agujeros de la red. El tiempo permitido es toda la mañana.
Olvídate del deportivo y compra un monovolumen. No lo dejes en el garaje todo limpia y brillante, los coches familiares no son así. Compra un helado de chocolate y mételo en la guantera. Déjalo ahí. Coge una moneda de 2 euros y métela en el radio cd. Coge un paquete tamaño familiar de galletas de chocolate. Machácalas contra los asientos. Araña ambos lados del vehículo con una llave. Ahí lo tienes… ¡perfecto!
Prepárate para salir. Espera en la puerta del baño durante media hora. Sal por la puerta. Vuelve a entrar. Vuelve a salir. Vuelve a entrar. Vuelve a salir. Baja hasta la calle. Sube nuevamente. Vuelve a bajar. Anda por la calle muy despacio durante 5 min. Prepárate para inspeccionar con detalle cada pitillo apagado, chicle tirado, kleenex usado e insecto muerto que encuentres en la acera. Vuelve hacia atrás y grita: ¡estoy harto! Hasta que los vecinos se asomen a mirarte. Date por vencido y vuelve a casa. Ahora estas más o menos preparado para llevar a un niño pequeño de paseo.
Vete al hipermercado. Lleva contigo lo más parecido a un niño de 4 años que puedas encontrar. Una cabra adulta sería ideal. Si piensas tener dos niños llévate dos cabras. Haz la compra de la semana sin perder de vista a las cabras. Paga todo lo que las cabras se han comido o destrozado.
Hasta que no puedas realizar estas tareas con facilidad, ni sueñes con tener hijos.”
Y después de “Ay, mamá” Rigoberta nos presenta “Carta de Amor a Ti” dedicada, más que a su hijo, a todas las sensaciones que se experimentan al ser padre, o madre en este caso y que expresa claramente en ese interludio hablado que tiene la canción.