La dirección del Contempopránea ha publicado anoche un comunicado en referencia a las decenas de quejas recibidas con respecto al alojamiento en casas de Alburquerque. Hoy en Disco Grande, Agustín Fuentes ha ratificado el comunicado.
Se veía venir. La burbuja inmobiliaria vivida en la villa de Alburquerque a la vera del Contempopránea parece haber explotado definitivamente. Muchas eran las quejas que se venían arrastrando por parte de decenas de asistentes que se quejaban de las deficientes condiciones en las que se encontraban las casas alquiladas, algo a lo que se ha sumado en los últimos años una subida desorbitada de los precios, llegando a alcanzar los 900 – 1000€ por el fin de semana.

¿Será el último año en el que Contempopránea tenga unas vistas así?
Los blogs y redes sociales se encuentran en estos momentos, en plena resaca del festival, plagados de multitud de testimonios de festivaleros que cuentan auténticas historias para no dormir, y de todos los colores: azoteas que se promocionan como áticos, habitaciones con simples colchones, garajes sin luz ni agua… todo ello por supuesto a precios completamente fuera de mercado.
Problemas a la organización
No solo los asistentes se han visto perjudicado por este desproporcionado mercado de alquiler, sino que la propia organización del festival ha visto comprometida la producción del festival; nos consta que buena parte del cartel de este año ha sido alojado de antemano en un hotel de Badajoz ante la previsión de problemas con el alojamiento, y los técnicos y trabajadores de producción (que por la naturaleza de su trabajo estaban obligados a alojarse sí o sí en el pueblo) han tenido que dormir en ocasiones en condiciones muy deficientes.
Con todo esto, y a la luz de los hechos, la dirección del Contempopránea se ha visto obligada a publicar un comunicado para pedir disculpas a los asistentes por el trato recibido y para denunciar el abuso que los propietarios de las casas de alquiler están llevando a cabo a la vera de la celebración del festival. El comunicado alude a verse “en la obligación moral de cerrar un ciclo y abrir otro” y plantea “un festival en Alburquerque con un formato distinto para menos espectadores y adaptado a lo que el pueblo pueda asumir” pero sin dejar de contemplar la posibilidad de “crecer en un entorno mayor con suficiente infraestructura hotelera y que mantenga el encanto y la magia que nos ha caracterizado”.

Agustín Fuentes
El comunicado ha corrido como la pólvora por internet, y hoy Julio Ruíz ha querido hacerse eco de la noticia y ha entrevistado a Agustín Fuentes, director del festival, el cual ha ratificado al cien por cien el comunicado publicado y ha aludido a sus paisanos de la villa al hablar de que “todo el mundo quiere sacar tajada sin importar el futuro” y matiza que la organización del festival se encuentra atado de manos ante esta situación y que “alguien debe tomar cartas en el asunto”, haciendo un llamamiento a sus vecinos al asegurar que “el pueblo nos tiene que acompañar en esta empresa”.
La gallina de los huevos de oro
En su comunicado, la organización del festival ha aludido al cuento de la gallina de los huevos de oro. En esa historia el animal acaba muerto, pero esperamos que en nuestro caso no sea un final tan dramático. Haciendo un análisis de la situación, lo que ha ocurrido, según interpretamos desde El Gallo Verde, es lo siguiente: Un empresario local se ocupa de centralizar el alquiler de los pisos en Alburquerque, incluidos los del público, la organización, músicos, técnicos, ya que la oferta hostelera local es escasísima. Por lógica, ese intermediario tiene que ganar dinero, y un entorno con una altísisma demanda para una oferta relativa eso ha encarecido los precios. A eso se le añade que de las casas en oferta no todas reúnen unas cualidades que justifiquen, ni de lejos, pagar esos precios.
A una organización exhausta después de una edición más larga de lo habitual le empiezan a llegar quejas del público, de los técnicos, de todas partes sobre lo mal que lo han pasado en las casas y empiezan a pensar en el trabajo que dedican al festival, en las horas que le han robado a la familia, y en qué necesidad tienen de aguantar que les pongan la cara roja por culpa de unos sinvergüenzas que se están cargando el buen nombre de Contempopránea… y les sale un comunicado como el que se publicó ayer.
Además hay que sumar las voces en Internet y la prensa especializada que ponían de relieve lo evidente: hay festivales en localidades con más oferta de alojamientos, con playa,… y más baratos con un cartel muy similar al de Alburquerque; ¿qué sentido tiene ir a pasar calor a Contempopránea?
“No podemos pasar por alto estas injusticias”,
Ha afirmado Agustín Fuentes, que ha denunciado que la situación viene ocurriendo desde hace tres o cuatro años, y ha vuelto a incidir en que la propia organización del festival se ha visto perjudicada por el problema, comentando que hasta un determinado grupo tuvo que buscarse alojamiento a última hora en un hotel en Badajoz ante las condiciones en las que se encontraba el alojamiento que habían cerrado desde hacía meses en el pueblo.
¿Las consecuencias? El mismo Julio Ruíz (y nosotros hace tiempo ya) lo ha dejado claro: “O decrece el cartel del festival, o nos vamos con la tienda a otra parte”. Todo apunta a un posible traslado a alguna gran localidad cercana, con toda seguridad de la comunidad extremeña teniendo en cuenta que Marca Extremadura es hoy uno de los dos mayores sponsors del festival.
A pesar de todo, la organización deja entrever el traslado sólo como una posibilidad y no como una decisión cerrada, a la espera de que este órdago cale hondo en la población alburquerqueña y se tomen medidas desde todos los estamentos para que este problema se solvente.
Lo cierto es que Contempopránea y Alburquerque son prácticamente sinónimos y que el festival perdería gran parte de su esencia si se trasladase a otra localidad, pero la situación es ya insostenible y que aunque se pueda poner buena voluntad por parte de los propietarios, Alburquerque se queda infraestructuralmente pequeño para un evento de este calibre.
La organización, tanto en el comunicado como en boca de su director, ha aludido continuamente al público del festival, anteponiendo su bienestar y su comodidad a cualquier otro aspecto, por lo que a buen seguro será la opinión de los propios asistentes (entre los que nos incluimos) la que más pese en la decisión de trasladar o no el festival a otra localidad.
Así pues, vosotros tenéis la palabra.